El Dios cristiano es un Dios “que viene”. Emociona, en verdad, este
dato de la fe: en principio el más importante. Así es, Dios llama a las puertas
de los hombres, derriba los obstáculos que haya a la entrada del corazón de
cada quien y quiere tener acceso hasta lo más hondo de la vida misma, lograr
formar parte de nuestra vecindad y poder ser invitado a casa para compartir un
cacho del pan cotidiano y una frasca de vino. “Marana tha”. Cada uno de
nosotros está llamado a caminar hacia el encuentro del “Dios que viene”.
(Valentín Arteaga, teatino.)
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