Seguir a Jesucristo, ser su discípulo, es lo
más grande y lo más gratificante que nos puede pasar. Pero no es fácil, ni es
cómodo. Jesús explica con claridad sus exigencias, incluso parece a veces
exagerarlas, o que pone el acento en la dificultad. No se nos pide mucho, se
nos pide todo. Quiere que lo dejemos todo, que nos bajemos
del todo, que nos sacrifiquemos del todo. Te pedimos, Padre, la motivación
suficiente para sentir y actuar siempre de un modo coherente con tus enseñanzas.
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