“No os dejaré desamparados”. Una
frase muy apropiada para estos tiempos difíciles. En muchas familias hay
ancianos y enfermos que se sienten desamparados, solos, arrinconados. El Señor
nos pide hoy a todos, que en ellos Él necesita nuestro amparo y nuestra
protección, que les sepamos hacer compañía, que aguantemos sus caprichos, sus
exigencias nacidas de ese mismo sentimiento de desamparo en que se encuentran,
que el calor de nuestra mano comunique calor a esos pobres corazones
congelados, a veces, de desamor verdadero o imaginado.
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